viernes, 22 de noviembre de 2013

Clientes y abogados


El propósito de este artículo es crear conciencia, tanto en los clientes como en los abogados.

Si tu eres de las personas que han necesitado a un abogado o que haciendo un análisis de la situación en la que te encuentras crees que requieres de uno, es importante que leas esto.

Un buen abogado es inicialmente una persona que come, viste y calza, y que en la mayoría de los casos tiene una familia a la cual debe por cuestiones de amor, mantener; pero que en varias ocasiones tiene que sacrificar horas de sueño, tiempo con su familia e incluso salud por resolver problemas que no son suyos, para hacerle la vida más sencilla a su cliente; aunque no por eso deja de tener problemas intrínsecos a su persona.

Responde sinceramente a estas preguntas: ¿cuánto vale tu libertad?, ¿cuánto vale tu seguridad jurídica? o por ejemplo ¿cuánto vale el patrimonio que les heredarás a tus hijos?, pues bien, un buen abogado recuerda a cada instante el juramento que hizo ante su Alma Mater, su casa de estudios, y velará en todo momento por tu tranquilidad.

Cuando tú como cliente o futuro cliente llevas en la mente esa terrible idea de comentar con tu abogado la frase: "¿por qué tan caro?" estas generando un círculo vicioso, pues el cuestionará si realmente valen tanto como dice sus conocimientos y podrás cumplir con tu objetivo, que minusvalore su actividad y pagues poco, pero ten cuidado pues eso generará en él una necesidad más grande, lo que intentará cubrir con más clientes y la atención que le otorgaba a tu asunto será dividida entre muchos, dando como resultado un incremento en las probabilidades de error, y ahora ya te das una idea de como terminará el asunto.

Puedes preguntarle a tu abogado muchas cosas incluso tener platicas muy interesantes pues su bagaje cultural debe ser amplio ya que sus clientes pueden ser empresarios, trabajadores, profesionístas o cualesquiera otras personas y deberá nivelar su intelecto al de su interlocutor para expresar de forma sencilla su conocimiento técnico-jurídico.

Con todo lo que comento concluyo, no estigmaticemos la digna profesión del abogado, pues la mayoría de las personas escuchan la palabra "Abogado" y prácticamente es signo de miradas de desconfianza, rechazo, miedo, entre otras muchas, pero recuerda, él como tú son personas, por que no verlo mejor como un buen aliado, un amigo... pero al final tú decides.

Amigo abogado, te insto a que no minusvalores tu trabajo, cobra bien, pero se justo, ya que si no lo haces de esta forma, no sólo te afectarás tú, sino que arrastrarás a todos tus colegas a un círculo vicioso en el cual tengan que competir de forma sangrienta por una cartera de clientes más y más abultada, con lo que, siguiendo con la lógica, te volverás un trabajador por destajo lo cual es incorrecto, pues tu actividad profesional es intelectual.

Es común en estos días descalificar el esfuerzo de la contraparte, o magnificar las virtudes propias para ser contratados, para tener un cliente más, no caigas en un juego tan sucio pues aquel que avienta una roca en el lodazal termina salpicado, será más conveniente explicar al cliente que cada abogado tiene una estrategia legal distinta y que tú optarías por seguir otro camino.

Recuerda, tu cliente depositará en tus manos toda su confianza, serás el portavoz de sus derechos, se digno de tan admirable gesto, pues él ya intentó resolver su asunto y no lo logró, envió a sus emisarios más diestros y fueron repelidos, tú eres su último bastión de confianza en el cual descansa la esperanza de que la verdad sea la que prevalezca.

Reduce al máximo sus angustias infunde en él la paz y tranquilidad que otorga el conocimiento, y no lo engañes, permítete decirle con franqueza si así sucede en algún momento, "no lo sé, pero lo investigaré", pues el desconocimiento no te hace débil, el ser deshonesto sí.

Clientes, regatear los honorarios de su abogado es una ofensa similar a la de que tu abogado pusiera tú asunto en juego, con un bolado.

Abogados, no poner todo su empeño en el asunto de tu cliente es una ofensa similar a la de que tu asesorado al final no pusiera su empeño en pagarte.

Clientes, si ustedes consideran que su abogado no es bueno, cámbienlo.

Abogados, si ustedes consideran que su cliente es moroso, devuelvan el asunto.

Tanto clientes como abogados debemos generar una nueva conciencia para dignificar la actividad profesional, pues este mal no es únicamente característico de los que dedicamos nuestras vidas al ámbito legal.

De antemano agradezco su tiempo y atención, y les deseo tanto a clientes como a los abogados mucho éxito en sus batallas por hacer valer la verdad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario