La criminología nace de una creciente necesidad por detener las conductas delictivas, prevenirlas o en su defecto disminuirlas al mínimo.
Para muchas personas el ser humano es bueno por naturaleza, sin embargo, para otras tantas no lo es; lo que nos lleva a una interrogante y se da pie a un conflicto filosófico como por ejemplo: ¿el vaso está medio lleno o medio vacío?.
La verdadera relevancia radica en que sea cual fuere la respuesta de si es bueno o malo, no podemos perder de vista que existe una afectación a la esfera jurídica de una persona y que por tanto, el Estado como garante de la seguridad jurídica de sus gobernados, debe tener mecanismos para enfrentar dichas acciones u omisiones.
El maestro Beccaria en su obra el tratado de los delitos y de las penas establece al respecto:
"Fue, pues, la necesidad quien obligó a los hombres para ceder parte de su libertad propia; y es cierto que cada uno no quiere poner en el depósito público sino la porción más pequeña que sea posible, aquella sólo que baste a mover los hombres para que la defiendan"(1).
Así pues, entre más va avanzando el conocimiento y la conciencia del hombre con respecto de su naturaleza, vamos obteniendo una gran posibilidad de corregir nuestros errores, tanto en lo individual como en lo colectivo.
Estos avances en el conocimiento nos dan las herramientas necesarias para seguir estudiándonos y comprender el por que tenemos conductas socialmente reprochables.
La criminología por ende estudia el crimen, la criminalidad y al criminal, así como los efectos y orígenes de estos.
(1) Beccaria, Tratado de los delitos y de las penas, Porrúa, México, 2008, pág. 9.
Autor: Lic. Kenny Jason H.N.

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